“Chicha” la remaba para sacar algún mango de la cantina del club Juventud Unida de Tafí Viejo, durante aquel despiadado 2001. Allí se pasaba los días, las tardes y las noches, preocupada porque las minutas y las bebidas que vendía sigan parando la olla de su casa. Entre otros, la acompañaba uno de sus nietos; pero él nada podía aportar al negocio. Con sólo cuatro años, Joaquín Nóblega era ajeno al derrotero económico que padecía por entonces el país. En todo caso, a él lo obsesionaba otra cosa: miraba embelesado esa esfera naranja con la que jugaban en el club; y cada vez que una le quedaba cerca se ponía a picarla.

En esos juegos estaba, seguramente, cuando lo descubrió Javier Flores. Y algunas cualidades habrá detectado en ese nene, porque inmediatamente lo hizo jugador del club, y él se convirtió en su primer DT. De hecho, sería el único entrenador que Joaquín conocería, durante cerca de una década.

“Me crié ahí. Jugaba, y era como mi segunda casa, y entonces ya me quedé, por muchos años”, contó el base. Tendría cosa de 14 años cuando pasó a Tucumán BB, club en el cual estuvo un año. Luego regresó por un breve tiempo a la “Juve”, y desde los 18 años que juega en Talleres de Tafí Viejo -hoy tiene 21; nació el 7 de julio de 1997-.

A su criterio, acaba de cerrar uno de los mejores años de su carrera: en octubre de 2017 debutó en la Liga Argentina, segunda categoría del básquet del país. El “León” no pasó la primera fase de playoffs, y se despidió del torneo hacia mediados de abril; pero ese semestre de competencia le bastó a Joaquín para quedar, al final del campeonato, como el mejor jugador en el ítem “recuperaciones”.

En noviembre de 2017 salió campeón del torneo Anual de la Asociación Tucumana de Básquet, título que repitió en diciembre del año pasado. Un par de meses antes de lograr el bicampeonato, Talleres había debutado en la actual edición del Torneo Federal -tercera categoría del básquet argentino-; en los 10 partidos que disputó con su equipo, Joaquín promedia 27 minutos por juego, y supera por poco a Gastón García, el histórico base del “León”.

“Hago balances cada 10 meses, que es el tiempo que dura una temporada. Y 2018 fue de mis mejores años. Pensaba que no iba a adaptarme a la Liga Argentina, que me costaría en lo físico; y fue todo lo contrario. La sentí como si fuese un (Torneo) Federal, la jugué relajado, me sentí muy cómodo. Todos los partidos fueron lindos, no me costó ninguno, nunca tuve problemas. Eso me hizo pensar mucho; me di cuenta en qué lugar estaba, y qué es lo que podía dar”, indicó Joaquín.

No obstante ese análisis, admitió que le llamó la atención el rodaje que está teniendo en el Federal. “Mario (Vildoza, técnico de Talleres) me está dando muchos minutos; me sorprendí, porque Gastón es un gran jugador, y no me lo esperaba ahora. Sí de a poco; pero no a los cinco o seis partidos de iniciado el campeonato”, dijo.

¿Cómo te sentiste al liderar el ránking de “robos” en la Liga Argentina?, se les pregunta. “Cada vez que veía las estadísticas sólo me importaba ver cuántas recuperaciones había sumado, más allá de puntos, asistencias, rebotes. Cuando en la primera fase me vi segundo en esa tabla empecé a enfocarme en que debía defender más si quería estar ahí; era como una sana obsesión con ese rubro. Y terminé primero”, respondió.

Joaquín cerró la Liga Argentina con una media de casi 1,8 recuperaciones por juego. Pero ese desempeño no quedó allí: en los 10 partidos que disputó durante la primera etapa del actual Torneo Federal ya promedia 1,9 “robos” por cruce -además de 12,4 puntos, 6,1 rebotes y 3,3 asistencias-.

Haber liderado la tabla de recuperaciones en la segunda categoría del básquet del país le significó que un par de clubes se interesen por sumarlo a sus planteles. “Tuve la posibilidad cuando volví del Argentino (a fines de julio), tenía dos ofertas. Pero regresé con la mano fracturada, y se cerraron las puertas. Lo entendí, porque no tenía tiempo de recuperarme para la pretemporada. Ahora espero que termine el Federal; si tengo alguna propuesta me iría”, indicó.

La mayoría de los jugadores de Talleres lleva varios años en el club. El plantel funciona como un grupo compacto, cuyos integrantes se conocen de memoria. ¿Cómo será dejar eso?, se le consulta. “Difícil. Dejar amigos, familia... no será igual sin el grupo, ensamblarse en otro equipo será bastante difícil”, contestó.

De todos modos, a Joaquín no lo desvela una eventual partida. Su principal objetivo para este año que se inicia tiene que ver con el equipo. “Quiero terminar lo más alto posible con Talleres, y lograr el ascenso que se nos escapó hace un par de años”, dijo, en referencia al Federal de 2016/7, cuando el “León” cayó en semifinales.

Acaso el deseo se le cumpla, y 2019 termine superando a 2018. Pero seguramente Joaquín no esperará pasivamente que las cosas sucedan: las irá a buscar, como quien le roba una pelota al rival.